There you are... [Etierre]

por Travis L. Ferretti Sáb Ene 12, 2013 2:36 am

Tras pisar la arena, silbó para llamar la atención de tres de sus amigos que se encontraban esperándole en los restos de la fogata de la noche anterior. Rodeados de botellas de cervezas, partes de vestimenta tanto de mujeres como de hombres y el particular aroma a fiesta la leve llama que poco tardaría en ceder al viento matutino se convirtió en el encendedor público del pequeño grupo que prefería hacer presencia en la playa a esas peculiares horas.

Un poco más tarde del amanecer, porque para ese entonces los idiotas que intentaban ligar con las alcohólicas del campamento ya se habían dado por vencidos y volvieron a sus habitaciones sin compañía alguna. Además, eran muy pocas las personas que se quedaban una vez salía el sol y casi ninguna concurría tan temprano por el aburrimiento que causaba en el resto... sumada a la resaca, claro estaba. Aquel “aburrimiento” era visto como tranquilidad y comodidad para Luca, quien siempre prefirió —al igual que los sujetos con los que estaba pasándose una botella de Jack Daniels— las pequeñas reuniones con amigos por sobre a aquellas alocadas fiestas. Exhaló el humo del quinto cigarrillo desde que despertó, y mientras encendía un sexto el tema de conversación se desvió hacia el mar, el mismo lugar donde las miradas de todos se posaron. Su ceño se arrugó acompañado de una mueca burlona.— ¿Siempre somos así de profundos en la mañana? —dos rieron, mientras que el tercero le respondió con una afirmación de cabeza.— Qué raro que no tengamos novia. —pese a todos apoyar el comentario, Travis apenas alzó los hombros antes de dejar caer su espalda en la arena. Llevó el antebrazo sobre sus párpados, molestándole la tenue luz del sol que comenzaba a aparecer, y dando el aviso de que quizás iba a echarse una siesta mientras los demás planeaban ir a surfear, escuchó de ellos el aviso de que habían otras personas no muy lejos.

A la distancia, sin tener que incorporarse porque bastó ladear el rostro hacia la dirección en donde aquellas voces provenían, se veía un grupo de personas que no sabría decir si se iban o recién volvían. Reconoció, sin embargo, a dos de ellos entre la pequeña multitud que eran: una chica con la que había “salido” y aquel chico que… bueno, había olvidado su nombre pero sabía que ya lo había visto antes, en más de una ocasión. No recordaba haberle hablado, al menos no estando sobrio. Uno de sus amigos alzó un brazo, gritó en saludo, y les invitó a acercarse haciéndoles saber que tenían alcohol. Y mientras el bullicio crecía poco a poco y la chica se acercó a saludarle especialmente a él, Luca, aún recostado, miró con más interés al chico, saludándole con la mirada antes de ser acaparado por la chica.

Si pudiera recordar su nombre…

por Etierre J. Molyneaux Sáb Ene 12, 2013 7:36 pm

“El encuentro de dos almas lleva consigo una verbena, un júbilo eterno colmado y forjado con la más pura de las sensaciones, el estar prendado de una persona, el encontrar a esa persona que enmarcara tu camino hasta la felicidad o el camino lleno de acontecimientos coronados por el más simple, pero más eterno de los sentimientos: El amor. Pero más allá de eso, cuando uno teme a ser lastimado, pone barreras para evitar que aquel ser que descoloca nuestro mundo; tenga fácil acceso a nuestro corazón”.

Terminaba de salir de la ducha, porqué unas compañeras mías me pedían a gritos que saliera con ellas, les gustaba que las acompañara de compras y a hacer unas cuantas cosas, como ejercicio y además que a mí me gustaba salir a ejercitarme temprano para poder sentir el calor y la brisa de la playa sobre mi rostro, esperaba que está mañana mi día fuera de lo mejor, pues soy de las personas que le dan una cara sonriente a la vida, me encanta siempre ir de paseo, en paseo, en pase y conocer a muchas persona, por el hecho de decir que “ESTOY VIVO”, no obstante había ratos en lo que si me pondría un poco amargado por la venidera razón de que no soportaba a mis compañeros de grupo, se estaba volviendo un cáncer y un lío tener que soportar sus desplantes para con otros grupos, en especial donde estaba uno de mis mejores amigos, los sabelotodo o aquellos que eran apestados por su manera de ver el mundo, pese a todo eso podía ver en mi vida, la oportunidad de dar al mundo un poco de mí, un poco de mí persona para apoyar a los demás, tenderles la mano para cuando lo necesiten y poco más, tener la amabilidad para con todos sin excepción alguna, porque es de allí, del compañerismo que es donde se hacen los problemas más llevaderos y es con nuestros compañeros donde la paz y el alma se curan.

Era por eso que comenzaban mis ganas por ayudar, por hacer que le benevolencia se respirara en cada una de mis acciones, encontrar aquella persona que compaginara con cada uno de mis propósitos en esta vida, aunque no la veía como algo miserable, llegaba a pensar que en la mayoría, mis acciones causaban conflictos y por eso me alejaba del resto, porque mientras los demás atacaban a la minoría, yo trataba de defender a capa y a espada los ideales de los demás y los enemigos de los afectados se transformaban en los míos, por ello más allá de llevar una vida tranquila y armoniosa, tenía que luchar contra todo lo que se me viniera encima, y eso llegaba a cansar, preferiría ya no ser aquel intento de héroe o justiciero, para solo dedicarme a mi vida y dejar que el mundo rodase.

El ímpetu y el espíritu de seguir con mi vida llegaba, sin si quiera pensarlo, recobraba fuerza en cada mañana y albergaba en mí la oportunidad de hacer aparecer nuevamente con mis verdaderos motivos mi propia marca en el mundo. Terminé de cambiarme, justo lo que esperaba que ya estuvieran detrás de mí, tocándome la puerta para apresurarme y dar una vuelta a la playa, de paso no perder la forma que había logrado con los años, el buen físico heredado y las horas de trabajo en el gimnasio. Vestía de manera cómoda, pues solamente pasaría un rato en la playa, cotilleando con mis compañeros de otros grupos, por ejemplo Camille Lorcan y otros tantos que me seguían la pista, no encontraba las palabras para definir, la emoción del primer paseo por la playa en el campamento, seguramente conocería al resto y daría a conocer mis otras facetas sociales, más allá de la defensiva propia, fue entonces cuando me ponía mis bermudas suspirando y mirando a un espejo, quise denotar que me sentía seguro por mi físico pero solo denotaría vanidad y era de lo que había estado huyendo, del característico aire de parte de mi abuelo, aquella superioridad a la cual estaba obligado a mostrar ante el resto, cuando apenas terminaba de abrocharme la bermuda, busqué por el suelo mis sandalias, tenía que mostrar a la fuerza, aquella majestuosidad, ya estaba acostumbrado, así que lleve en mí haber una gorra casual, una camiseta sencilla y las bermudas, sonriendo me fijé al reloj, era demasiado temprano y ya m estaban apurando, por lo que salí rápidamente.

En unos minutos estábamos a las afueras de la cabaña esperando a que llegasen los demás chicos para poder irnos, y yo que había armado un escándalo porque las chicas estaban apurándome y eso no me gustaba del todo, pero al final, solamente resultaba una broma por cualquiera de las dos partes, así que más allá de una pele o discusión era un intento de romper el hielo con los demás, termino la mayoría de alistarse, para irnos rumbo a la playa, recordando que había dejado las cosas en su lugar, para no crear conflictos y perder el orden armónico de mi habitación, cuando entre juegos unos cuantos se acercaban a nosotros haciendo un poco mayor el grupo de visitantes a la playa. Al llegar a la playa, unos cuantos decidían alejarse de nosotros para ir en parejas, rumbo a las orillas del mar, mientras yo acompañaba a mis amigas hasta donde un grupo de chico tirados sobre la arena y en el círculo de lo que había sido una fogata, nos acercamos lo suficiente como para recordar una de las caras, aquel chico que había visto en los baños públicos y la noche anterior, estaba tirado sobre la arena, recordé su nombre al instante, me había caído bien, parecía una persona interesante, lo que más me interesaba saber por su parte, era el porqué de cada uno de sus tatuajes, pero creo que me tomaría por un prejuicioso, así que solamente al acercarnos, le dediqué una sonrisa y al resto lo salude con la mano – Travis.. ¿Cierto?, si recuerdo tu nombre difícilmente olvido el nombre de personas – dije sentándome un poco a su lado, cuando mi compañera, entendía lo que sucedía, al parecer ellos ya habían salido, y el chico no le estaba prestando, nada de atención y bueno yo no sabía nada del asunto por lo que me hice el sordo ante sus palabras y la chica se alejó cuando miré de reojo a Travis- ¿qué tal vas, con la resaca puesta no? – me reí de lado-

por **Vanessa Waldorf** Lun Feb 18, 2013 2:57 pm

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