Cuando la primera flor de primavera florezca, volveré a creer en las hadas.

Nació en Inglaterra, en Londres, un lugar que resulta inolvidable para ella. Nunca supo de sus padres, por lo que dijeron, la abandonaron sin más una noche de verano en ese orfanato en el que gastó parte de su vida. Aprendió a base de golpes que la vida no es misericordiosa con nadie, tuvo que aprender a ganarse el pan, aprendió a robar y a mentir. Trató de escaparse numerosas veces sin mucho éxito, haciendo que los castigos fuesen peores que la propia estancia allí. Sufrió maltrato desde que era pequeña. A los diez años fue violada en calle, lo cual le dejó secuelas y prácticamente muerta en la calle. Nadie le tendió una mano, a nadie le preocupó aquella cría que no tenía nadie, que nadie sacó de la miseria. Los insultos y el maltrato eran parte de su vida sí, pero como cualquier vaso, hay un momento en el que llega una gota que lo derrama todo, y aquello fue lo que ocurrió, su furia estalló y ya no quedó rastro de humanidad en ella, arrasó con todo ser humano que había cerca, por lo menos en sus recuerdos. Huyó lejos, lo más lejos que pudo.

Hubo una vez, una única vez, que las cosas pintaban distintas, conoció a algunas personas, un par de rusos que por motivos especiales, habían acabado por la República Checa, su vida cambió durante tanto tiempo, que se olvidó de como había sido antes, había algo más fuerte que una mera amistad uniéndolos, le hicieron ver que no siempre las cosas eran tan terribles y que pasará lo que pasará siempre tenían que ir hacia delante, aunque fuera para demostrar, que nadie podría con ellos. Sin embargo, el destino es caprichoso. Aquella tarde habían planeado un golpe, un único golpe contra un banco, con el dinero en sus manos huyeron, los cuerpos les perseguían, uno de los rusos, sufría del corazón, el mismo que llevaba el dinero, cayó, sin más, su corazón sufrió un ataque y se desplomó por el río, trataron de salvarlo, pero era demasiado tarde, sus últimas palabras quedaron grabadas a fuego en su corazón, mientras los fajos desaparecían curso abajo. Tuvieron que correr, pero durante ese lapsus, ya estaban rodeados, él entregó su vida por la de ella, ella nunca se perdonaría que aquello ocurriese, aquel día no sólo perdió el derecho a caminar libremente por otro país, sino que perdió a más que dos amigos, más que una posibilidad de una buena vida, con ellos, también había volado lejos una parte de su propio ser.

Y es por eso mismo que odia a los seres humanos, a los hombres, que teme lo que son capaces de hacer y por eso mismo no se fía de nadie.
Ahí fue cuando cayó durante una temporada en el alcohol y la anorexia, un día cuando ya casi no podía más recordó que no era justo, que ellos le habían regalado otra oportunidad que ella desperdiciaba, y juró sobre si misma, y sobre todo lo que ellos significaban, que nunca más, que nunca más sería débil, nunca más volvería depender de nadie, nunca más volvería a llegar a esos puntos.

Un verano, con solo 21 años, encontró un folleto publicitario de un campamento de verano, Summer Camp St. Charles. Desde entonces comenzó a ganar dinero de todas las maneras que podía, lo tenia decidido, quería pasar el mejor verano de su vida. Al verano siguiente ya se encontraba allí, feliz.