Welcome to the paradise(? {{Libre!

El sol ardía con fuerza en lo alto del cielo, las aves cantaban, había un poco de viento; el día parecía perfecto, lo que provocaba una enorme sonrisa en el rostro de Evangeline. Todo el camino desde su hogar hasta el campamento había estado observando el paisaje por la ventana delantera de acompañante, y charlando sobre cualquier cosa con Will, el mayor de sus dos hermanos, y riendo de algunas anécdotas de la familia o cualquier otra cosa. Era difícil para él dejar a su hermana pequeña en ese lugar otra vez, por mas grande que estuviera, pues siempre sería su hermanita, aunque ésta a veces deseara que fuera mas tranquilo, como James, y no tan Charles.
La última vez fueron vacaciones para mejorar el estado de su rodilla, pero esta no. Ahora venía sólo a pasar un buen rato con cualquier campista que se encuentre, y todo lo que no había podido hacer el verano anterior por ingresar demasiado tarde, lo haría éste. Estaba muy ansiosa e inquieta ya.
El auto se detuvo, miró a su hermano, éste hizo lo mismo, ambos sonrieron y, sin decir palabra alguna, bajaron del vehículo. William se dirigió hacia la parte de atrás para bajar sus maletas mientras que ella contemplaba todo con su pequeña cartera en manos y su bonito y amado sombrero cubriéndola del sol. La acompañó adentro para llenar los últimos papeles de la inscripción, luego el personal de allí se encargaría del equipaje, se dieron un largo y fuerte abrazo, y luego él se marchó sin mas.

A los tres o cuatro minutos que se fue, Evie ya estaba revoloteando por todas partes, encantada por el lugar. Ansiaba conocer a mas personas; al tal Frederick quien sabe cuanto, el nuevo dueño/director; ver todo el lugar.... Muchas cosas por hacer, pero de todas formas, tiempo no faltaba. Tenía todo el resto del verano.
Se colocó sus auriculares y se puso a caminar por allí cantando la canción que viniera. Intentaría no ensuciarse mucho pues, falda corta blanca y una pequeña y fina camisa color beige no eran fáciles de mantenerse en sus tonos. Llegó en un par de minutos nada mas a un enorme y hermoso lugar, lleno de color verde, césped corto y perfecto, una fuente con agua, plantas y árboles de diferentes tipos, caminos de pequeñas piedras y polvo de ladrillo, algunas bancas, flores de todos colores... Parecía una escena de dibujos animados a decir verdad, no lo podía creer. Ya cansada de tanta emoción se dirigió a un bonito banco de madera y se sentó en él, observando tranquila a una mariposa monarca que se posaba sobre una enorme flor anaranjada, lástima que no llevaba la cámara ahí con ella. Dio un suspiro y cerró sus párpados unos segundos para relajarse, sin siquiera percatarse de si estaba sola o con alguien mas en aquel lugar.

El lugar le resultaba más que conocido: el Summer Camp St. Charles habría sus puertas una vez más. El año pasado Evan se la había pasado bomba. No era el típico campamento con actividades infantiles y treintones jodiéndote todo el día. Más bien era todo lo contrario: las fiestas hasta que los primeros rayos del sol salieran, las locuras y rebeldía de muchos. Una diversión asegurada que el joven Evan había empezado a extrañar en cuanto se había terminado el verano. Esta vez había tenido sus dudas gracias a que había llegado a sus oídos que las cosas estaban cambiando en el campamento. ¿Reglas más estrictas? En un principio Evan se había reído a carcajadas, pero después se había preocupado de verdad. ¿En realidad quería ir a un lugar donde también estaría restringido? Finalmente el chico había asistido, con la firme decisión de divertirse aunque se lo impidieran.

Él había llegado en su motocicleta, las maletas llegarían unos minutos o una hora después de él en un taxi y seguramente alguien del personal se encargaría de llevarlas a su habitación. El clima de aquel día definitivamente no era uno de sus favoritos: el sol le parecía agotador y la poca brisa no era suficiente para disipar el calor. Evan buscó un lugar para estacionar su motocicleta y bajó de ésta con cierta urgencia; se retiró el casco con una mano. La humedad invadía el ambiente, Evan disfrutó por unos instantes del olor. Bastante natural, bastante diferente a la ciudad. Las mangas cortas de su camisa blanca estaban arremangadas hasta sus hombros, por lo que su tatuaje estaba a la vista. Dejó el casco sobre el asiento de la motocicleta y empezó a alejarse del estacionamiento. Una máquina dispensadora de bebidas se encontraba a pocos metros. Sin pensarlo demasiado fue hasta ésta y sacó unas cuantas monedas de su bolsillo. Introdujo el dinero en la máquina y seleccionó una bebida energizante.

La abrió al instante y tomo un trago, su boca le agradeció. Y simplemente empezó a caminar con paso lento y con la bebida en su mano derecha. Esperaba ver una cara conocida o algo con lo que entretenerse, pero terminó llegando al jardín. Debía de ser uno de los lugares que menos visitaban los campistas, la mayoría se la pasaba en los exteriores. Evan no lo decía en voz alta, pero el lugar era relajante. Él sólo iba ahí cuando necesitaba un cigarrillo a solas. Para su sorpresa alguien más ya se encontraba ahí: una chica. Evan observó sus facciones por segundos, sólo para darse cuenta que no la conocía. Esto lo pudo hacer sin ser cuestionado gracias a que la castaña se encontraba con los ojos cerrados. La observó un poco más, con una sonrisa torcida en el rostro al verla parecer disfrutar del jardín como pocos hacían.

Aquella mariposa que observaba hacía apenas unos escasos minutos nada mas levantó vuelo y se posó ahora sobre el brazo de Evie, lo que hizo que ésta abriera los ojos y sonriera fascinada. Recuerda que una vez cuando era pequeña una de esas estaba sobre su mano y tenía una fotografía en algún lugar de su casa, y al estar reviviendo esa escena se molestaba aún mas por no tener su cámara allí, por tonta. Se ponía como una niña pequeña en momentos tan lindos. -Vete bonita.- Dijo en voz baja como si el insecto fuera a entender lo que decía, quien sabe, tal vez sí, y sopló levemente detrás de ella para impulsar sus hermosas alas. Definitivamente era de sus animales favoritos, además de uno de los muy pocos insectos que no la hacían gritar como rubia en peligro en una película, además de las mariquitas.
Suspiró y se dio un pequeño susto al girar su cabeza y notar que había alguien a pocos metros junto a ella. -Lo siento, no te vi, hola.- Saludó ahora tranquila acomodando su cabello y dirigiéndole una agradable sonrisa al muchacho. No mostró incomodidad ni interés en moverse de su sitio, sinceramente estaba muy relajada y tranquila en aquel hermoso lugar. Le fascinaban los sitios al aire libre. -Soy Evangeline, ¿ya te conozco?- Se presentó y le preguntó intentando hacer memoria de si había visto su rostro el anterior verano pues sería difícil que lo haya visto en éste ya que acababa de llegar, ¿no? Pero no, ni familiar se le hacía su rostro a ella al menos. Tal vez si el año pasado hubiera estado todas las vacaciones lo conocería, pero no ya que no lo estuvo, o tal vez él era simplemente nuevo. Como fuera, Evie tan "hippie" y positiva como de costumbre, siempre estaba abierta a nuevas amistades, y hasta las estúpidas rivalidades entre grupos le daban igual; aún no tiene rivalidades con nadie ni le interesa tenerlas.