With eyes like sunsets, baby || Vanessa Waldorf.

Su despertador había sonado a las seis de la mañana exactas. Según una página de internet, el sol comenzaría a asomarse por el horizonte a las seis y cuarenta minutos, dándole a Caleb el tiempo perfecto para prepararse. Se levantó y caminó en puntillas para no despertar a sus compañeros. Que él quisiera despertarse temprano para ver el amanecer no quería decir que tenía el derecho de molestar a sus compañeros de habitación. Se merecían dormir, por suerte él sabía ser lo suficientemente sigiloso. Se metió al baño, se dio una ducha para despertarse y se vistió. Una camiseta sin mangas de su banda preferida, Nirvana, unos jeans algo desgastados y rotos en las rodillas y nada de zapatos. Le gustaba sentir el piso bajo sus pies, odiaba calzarse. Volvió a la habitación y tomó un block y lápices de colores de debajo de su cama. Ese era su escondite, tenía de todo debajo de esa cama. Desde cosas para dibujar hasta su marihuana, la cual en ese lugar lo ponía en un gran riesgo. No entendía cuál era el gran problema, la marihuana era buena para el alma y la salud sino, ¿por qué se la darían a los enfermos de cáncer? Y la marihuana sin duda era mucho mejor que el tabaco. Y sin embargo los cigarrillos estaban permitidos, no era justo pero bueno, él tampoco iba a jugar por las normas así que le daba igual.

Salió de la cabaña y la brisa fresca de la mañana lo hizo tiritar. Pero no iba a buscar un abrigo, quería sentir los primeros rayos de sol sobre su piel, abrazándolo. Le encantaba aquel lugar, le encantaban los días soleados y el dulce aroma a jazmines en el verano. Le fascinaba ir a la playa y pasar horas sin nada más que hacer que estar tirado en la arena. O incluso pasarse todo el día en el agua. Era un amante de la naturaleza, eso lo había aprendido de sus padres. Sus mayores inspiraciones. Se alegraba mucho de haber crecido donde había crecido, en el ambiente en el que había crecido. Muchos los llamaban hippies, y ciertamente le encantaba que pensaran de esa forma de sus padres. Para muchos era un insulto, para su familia todo un halago. Sonreía cuando recordaba los días en que sus padres solían disfrazarse como en los 60 e iban al supermercado a asustar a los vecinos. Eran geniales. ¿Si extrañaba su hogar? Sí, extrañaba a montones, pero aún así no se arrepentía de haber ido al campamento. Fue un buen consuelo después de haber sido rechazado de su universidad preferida, esa era una decepción de la que jamás se olvidaría. Desearía haber estudiado más, haber prestado más atención, haberse esforzado más por sus notas. Pero no, estaba demasiado ocupado con su guitarra y su skate. No había tiempo para estudiar, jamás pensó que lo necesitaría tampoco. Pero eso ya no era importante. Tendría una carrera como músico con o sin Berkley, no necesitaba un diploma que le dijera que tenía talento. Él sabía que tenía una gran habilidad para el canto y la guitarra y la explotaría al máximo. Sería su carrera, su modo de vida, sería increíble. Tenía un buen presentimiento, y sabía muy bien que sus presentimientos siempre eran acertados.

Con el block y los lápices en una mano caminó por todo el lugar, sintiendo las distintas texturas bajo sus pies, intentando no pisar nada que pudiera lastimarlo hasta que llegó a la playa. Consultó su reloj, las 6:36, estaba perfectamente a tiempo. Estuvo unos minutos buscando un lugar en la arena, uno que le diera el ángulo correcto al amanecer. Finalmente lo encontró y se sentó con las piernas cruzadas en posición de loto. Dejó los lápices a un lado y depositó el block sobre sus piernas. Miró al horizonte, hipnotizado, hasta que vio que el sol comenzaba a asomarse. Sin dudar un segundo, tomó un lápiz y comenzó a trazar líneas de un lado a otro, frunciendo el ceño levemente y sacando apenas la lengua, como siempre hacía cuando estaba concentrado. Ese iba a ser un gran dibujo, amaba dibujar amaneceres, hacían que valiera la pena despertarse tan temprano.

Desde hace un tiempo el sueño y descanso se alejaban de mi, muy pocas veces podía decir que había dormido bien, el cansancio se acumulaba grano sobre grano en mi, sabia que estaba mal pero en realidad me preocupaba poco, ademas siempre cuando lograba dormir mis sueños me despertaban puesto que se ponían turbios.. sombríos...me recordaban cosas que estaba intentando alejar.

Así que esa mañana al despertar alrededor de las 4am, sin tener que hacer en mi habitación y con un sentimiento de ansiedad que aumentaba decidí que lo mejor era salir de aquel lugar, sin mas me saque la pijama y me coloque unos leggins, una camiseta un poco grande, unos converse y me recogí el cabello, sabia que no había nadie por el campamento, todos andaban durmiendo, cerré la puerta sin importarme si mis compañeras se despertaban o no y me dirigí hacia la playa.

Quería correr un poco, despejar mi mente, así que apenas llegue al lugar que se encontraba solo y aun a oscuras pues el sol aun no salia comencé a correr, había comenzado desde donde iniciaban los terrenos del campamento, apenas tome ritmo lo aumente, respiraba agitadamente a causa del ejercicio y del frió, mis manos estaban ligeramente moradas y mis labios también, pero lo deje pasar, seguí corriendo sintiendo como el tiempo pasaba, mi mente se alejaba de todo, solo me preocupaba el siguiente paso.

Los zapatos me comenzaron a molestar a causa de la arena en ellos, así que sin darle mas importancia me los quite, quedando descalza y abandonando los zapatos en una de las cabañas que estaban por toda la playa. El sol poco a poco comenzó a ascender y yo ya no podía mas, estaba exhausta, quería un cigarrillo pero no traiga conmigo, mire a mi alrededor y para mi sorpresa vi a alguien allí sentado, sin mas me acerque al chico parándome frente a el - Tienes un Cigarro? - le pregunto mirando sus lapices, su papel...un artista...baje mi mirada hacia la hoja y no tenia nada en ella, arquee una ceja, de seguro solo era para impresionar chicas...

Respire profundo intentando calmar mi agitada respiración, estaba un poco sudada y sonrojada de modo que antes de que me contestara me senté junto a el pero no tan cerca, doble las rodillas para agarrarlas con mis manos y mire hacia al frente, estaba saliendo el sol, no era una romántica, no me gustaban cosas tan cursiles como aquella, pero no podía negar que llamaba la atención ver como el mar se teñía de naranja, como el cielo dejaba de un lado la oscuridad para darle paso a la luz... prefería el ocaso de seguro.

Concentrado estaba en pintar aquel sol que se asomaba con timidez por el horizonte que ni siquiera escuchó cuando una persona se acercaba. Solía pasarle seguido, quedarse absorto en lo que hacía y dejar de prestarle atención al mundo. A veces era algo bueno, a veces algo malo. Bueno porque realmente podía concentrarse y hacer las cosas bien, Caleb era un perfeccionista y deseaba que todo quedara sin ningún tipo de error. Malo porque, al estar desconectado del mundo, terminaba perdiéndose muchas cosas. Como la vez que conoció a Rebecca, había estado tan concentrado en esa canción que casi se pierde a la morocha despampanante que tenía en frente. Pero bueno, él era así y no veía ninguna posibilidad de cambiar, al menos ninguna que él quisiera. Le gustaba su forma de ser, ¿para qué cambiar? Mejor dicho, ¿para qué cambiar algo que hacía que sus creaciones fueran buenas? Tenía talento y lo aprovechaba, ¿estaba tan mal eso? No, claro que no.

Absorto, trazaba líneas levantando la cabeza constantemente con la mirada fija en ese sol, ese hermoso sol, hasta que alguien le bloqueó la vista. No reaccionó hasta que escuchó su voz. La miró de arriba a abajo por unos segundos, una hermosa rubia con ropa deportiva y gotas de sudor recorriendo su rostro y perdiéndose en su escote. Enseguida se sonrojó al notar eso y desvió la mirada rápidamente. Tanteó sus bolsillos algo nervioso, dejando que su lápiz cayera en la arena y volvió a mirar a la rubia.
- N-no, lo siento -dijo casi en un balbuceo. ¿Por qué carajos se ponía tan nervioso a la hora de hablar con chicas atractivas? Era jodidamente torpe cuando se trataba de coquetear o de un simple intercambio de palabras. A veces le venía bien ser así, pues algunas chicas lo encontraban adorable. Pero esa rubia no tenía ninguna pinta de ser de las que encontraban a alguien 'adorable'. No, más bien parecía de las que se comían a los chicos y los escupían como si fueran comida rancia. Se dio cuenta que estaba siendo prejuicioso, por lo que volvió la vista a su dibujo y decidió no prestarle más atención.

Se sorprendió cuando la rubia tomó asiento cerca de él. ¿Acaso iban a conversar? ¿Qué se suponía que le dijera ahora? ¿Qué debía hacer? Por dentro deseó golpearse al notar que pronto tendría un ataque de nervios si seguía así. Vuelve al dibujo, le dijo una voz sabia en su cabeza. Fue a buscar el lápiz naranja que estaba utilizando pero al hablar con la rubia lo había dejado caer y ahora no lo veía por ningún lado. Comenzó a buscarlo casi con desesperación y, al llevar la mirada un poco más lejos, notó que el lápiz se encontraba justo al lado de la rubia. Quiso gritar, si tan sólo pudiera actuar como una persona normal frente a chicas atractivas se hubiera acercado a ella y hubiera tomado el lápiz tranquilamente, incluso hubiera coqueteado un poco como todo chico con hormonas alborotadas frente a una chica tan atractiva. Pero no, él era Caleb, el que se ponía nervioso incluso a la hora de acercarse a ella para recuperar su lápiz.

Carraspeó un poco y se armó de valor, tomó una gran bocanada de aire y... se quedó en su lugar. Bien, pasaría al plan B, hablarle sin que se le quebrara la voz.
- Disculpa, ¿p-podrías pasarme el... el lápiz que está a tu lado? -pidió con un nudo en la garganta, sonrojándose apenas. Bueno, al menos le había hablado, eso era todo un avance. Se felicitó a sí mismo por haber logrado que la voz le saliera.

Vi como me miraba de arriba a bajo cuando yo hable, lo mire sin mucho cuidado y note como el castaño se sonrojaba y sacaba la mirada de mi... sonreí de lado aunque ya estaba acostumbrada a ese tipo de cosas....no pensé que me viera si quiera atractiva estando sudorosa, sonrojada y agitada, se veía un poco tierno...pero tierno no era lo que una chica quería pensar de alguien, era como un cachorrito asustado y se le noto mas cuando después de tantear en sus bolsillos descubrió que no traía con el un cigarro, y hablo entrecortadamente al contestarme.

Suspire e hice un mohin estando sentada junto a él, este chico tenia pinta de fumar...que no trajera consigo era mala suerte la mía, como raro todo últimamente no salia a mi antojo, mire hacia el mar por un largo rato sin decirle nada mas al chico que parecía intimidado por mi presencia, su apariencia se veía rudo, decidido...pero parece que en realidad era mas inseguro y tímido de lo que se veía, era como si gritara a los cuatro vientos que necesitaba que alguien le quitara esa vergüenza que traía encima, un hombre decidido es lo que buscan las mujeres, o al menos mujeres como yo, un cachorrito solo seria diversión por un rato....un rato menor al que los demás, porque todos eran diversión por un rato.

Un músico sin cigarros es como un popular sin celular... - comento rato después, como si no hubiese dejado de hablar, lo mire de reojo y vi que volvía a su dibujo, lo mire con curiosidad pero no mas de la necesaria, se veía inquieta y no pude contener una risotada que solo logre controlar después de respirar profundamente un par de veces, volví a tranquilizarme y me recosté en la arena mirando hacia el cielo, sintiendo la brisa del mar chocar contra nosotros, no esperaba volver a escuchar su voz, con lo nervioso que estaba...

Al escucharlo lo mire, de nuevo sus mejillas se veían rojas que contrastaban con su piel, arquee una ceja y me incline hacia el lado donde el miraba, allí se encontraba un lápiz, lo tome en mi mano y luego lo mire a él - Esto? - pregunte casi dejando salir un tono juguetón en mi voz, lo mire a los ojos con intensidad y sonreí - Que harías para que te lo devuelva? - estaba aburrida, así que esta era una manera de divertirme un rato, ademas le hacia un favor...si lograba a decir una frase sin titubear era todo un logro....me estaba convirtiendo en un alma caritativa....bueno no tanto, pero no tenia nada que perder con entretenerme un rato con el chico.

Poco a poco los rayos del sol comenzaban a caer sobre él, compensando el frío de la brisa mañanera. Lo calentaban apenas, pero al menos ya no tiritaba. Se arrepintió una vez más de no haber llevado abrigo, era conocedor de las frías mañanas, pero había decidido ignorar ese hecho. A veces era un tonto testarudo, todo por no perder más tiempo. Enterró sus pies en la arena, para que no se helaran y suspiró levemente al escuchar su comentario sobre los músicos. No se dignó a responder, era obvio que esa chica traía sólo problemas y que el aburrimiento hacía que buscara una buena respuesta mordaz. Pero ese no era el estilo de Caleb, había elegido a la persona equivocada con la que meterse. No porque fuera más intimidante que ella o porque fuera un experto en respuestas venenosas, sino porque se dedicaría a ignorar esas actitudes. Era experto en eso, no tenía tiempo para personas que buscaran una pelea, no estaba a la defensiva todo el tiempo por lo que comentarios malos le resbalaban. Esa cualidad le gustaba mucho de él, y le ahorraba muchos problemas y mucho estrés.

Sentía pena por la gente que vivía buscando provocar a los demás. Debía ser agotador estar todo el tiempo pensando en formas de atacar o poner incómodos a los demás. Se preguntaba por qué la gente insistía en ser así, en competir por quién era el más sarcástico o el más mordaz. El que atacaba primero, el que se quedaba con la última palabra. Le parecía una pérdida de tiempo, era mucho mejor utilizar ese esfuerzo en hacer amigos, en disfrutar de la compañía de los demás. Cumplidos en lugar de insultos, amor en lugar de odio, era así como todo debía funcionar. Pero las personas elegían atacarse y hacerse el mal cuando perfectamente podrían compartir un buen rato juntos. Como en ese momento.

Observó a la chica con incredulidad al escuchar su pregunta. ¿Acaso buscaba provocarlo sexualmente o simplemente quería molestarlo? Sin importar su intención, a él no le interesaba en lo más mínimo. Sólo quería terminar su dibujo y sentir la paz y serenidad de una bella mañana con un glorioso amanecer. ¿Era mucho pedir? Suspiró y negó con la cabeza, frustrado. Sí, le frustraban ese tipo de situaciones, principalmente porque no era el mejor manejándolas.
- ¿Sabes qué? Te lo regalo -dijo con indiferencia y apartó la mirada para llevarla al resto de sus lápices. Tenía un naranja un poco más oscuro, no era el ideal pero serviría. Esa chica tenía toda la pinta de ser un dolor de cabeza, por lo que no permitiría que jugara con su mente. Su timidez desaparecía ante las arpías.

No seas prejuicioso, le dijo su consciencia con razón. Tal vez estaba aburrida y no sabía otra forma de socializar, habían personas que tenían esas costumbres y no sabían comportarse de otra forma. Tal vez la chica era dulce y amable en el fondo, pero estaba a la defensiva y buscaba agredirlo para recibir cualquier tipo de respuesta por parte de él. Tal vez sólo quería acercarse. Aunque no tenía sentido ponerse a la defensiva con Caleb, era más bueno que el pan y completamente inofensivo. Ni siquiera servía para insultar.

Me olvide del chico por un rato, cerré los ojos y disfrute como poco a poco el sol golpeaba mi cuerpo, era delicioso sentir ese cosquilleo y esa luminosidad que daba a la piel que se veía, aunque hacia viento el calor corporal que aun tenia a causa del ejercicio no me dejaba enfriar, así que no podía estar mejor que en ese momento, sonreí de manera placentera y alejada de todo, era como si nada mas importara que el sol y yo.

Al notar que no contestaba a lo que yo decía no me importo, parecía demasiado....como decirlo? simple, sencillo...tal vez era de los que tenias que sacarles las palabras con pinzas y a mi no me interesaba para nada hacerlo, no me producía suficiente curiosidad para que me dedicara a sacarle algo, ademas de seguro lo que dijera seria tan falta de sustancia como parecía.


Para mi todo debía ser mas intenso, pasional, no me gustaba todo rosa y amor, me gustaba el drama y mas aun me gustaba probar a la gente, no confiaba en muchos y en los que lo hacia era porque realmente valían la pena, no estaba abierta al mundo porque desde siempre aprendí que el mundo era un lugar donde sobrevive el mas fuerte, quien crea que todo es bueno, lleno de momentos felices es un iluso, un buscador utópico que pronto se daría cuenta que en la vida existen mas personas dispuestas a joderte que en alegrarte la vida, por ello siempre estaba a la defensiva ademas si no mentía, me gustaba ser sarcástica y pullar a la gente, cuando estaban presionados mostraban lo que realmente eran ademas era mas divertido, mas juguetón.

Cuando escuche su respuesta me reí mientras me encogía de hombros - Perfecto... - digo con indiferencia y lo miro arqueando una ceja, giro mi rostro hacia al lado y comienzo a hacer figuras en la arena, no era mala con ello, en realidad era buena con las artes y comencé a trazar lineas delgadas formando el rostro de alguien, no me importaba quitarle un lápiz a un chico como él, creo que le molestaba mas de lo que podía importarme a mi y era divertido ver la frustración que sentía. - a la final no eras tan artista - A alguien que le guste medianamente dibujar o el arte, no regalaría un lápiz así de simple, el arte era una pasión, es como si a un guitarrista le quitaran su instrumento, se sentiría vació...eso lo sabia cualquiera

Aunque sea estando junto al chico silencioso no tenia que aparentar nada, era como estar sola solo que sin estarlo, en realidad me gustaba la situación, muy acorde a lo que quería en ese momento - Parece que te rindes fácil.... así debe ser para todo - digo sin mirarlo y dejando que mis palabras se las llevara el viento que chocaba contra mi cara y revolvía mi cabello recogido.