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give me a little more {Cheri | Chris}.
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give me a little more {Cheri | Chris}.
Días... inestables. ¿Se podía llamar así a días en los que no controlaba sus pensamientos? Claramente. Esto le recordaba con demasiada frecuencia y parecido a los días en los que, tristemente, descubrió que su vida, por mucho que pareciera asombrosa, no lo era en absoluto, cuando tenía 15 años y cayó en la droga. Estos días eran parecidos, pero con respecto a sus sentimientos, y emociones. Recordó que el año pasado solo a dos personas les comentó su fallido intento de despejarse de sus problemas, y que había caído en coma; a su mejor amiga, mientras daban un paseo por la playa, y a Cheri, una noche que miraban juntos las estrellas, y comentaban lo que se querían. ¡Ahhhh!, un suspiro se le escapó al recordar a esa mujer. Era única, y él había perdido contacto con ella como con todas las personas de este campamento, él creía que era lo mejor, aunque nunca se había equivocado tan rotundamente. Fue en la medida de estos pensamientos, cuando pasó por el campus, de camino a la playa que le recordaba buenos tiempos de hace un año, cuando chocó con un joven que vendía su adicción. Una jeringa... y heroína.
Claro que no dudé en comprarla, por muy cara que me saliera... Volver a sentir la droga en mis venas... sería algo que me desconectaría de los problemas. La guardé en mis jeans azules, y me dirigí a la playa. Por suerte no había nadie, cosa que me extraña; quizás había alguna cosa organizada por el campamento que se me hubiera olvidado, y por eso todos estaban desaparecidos de unos de los lugares más concurridos del camp. Al llegar, junto a mi carga -mochila y la droga - saqué una toalla, la cual tiré en la arena y me senté, preparándome para inyectarme, sin embargo, a los pocos momentos sonó mi celular. Lo saqué extrañado, y más aún cuando vi que la identificación de la llamada era de Italia. Apreté el botón verde con sorpresa en mi rostro.
- Aló? - Contesté en inglés. Seguro si me llamaban, debían saber que estaba en estados unidos. Por suerte, quién me contestó me habló en un inglés claro, con una voz seductora. Era Kamille Pèrnecot, la francesa que residía en Venecia, con la cuál había tenido mi última aventura en aquella hermosa ciudad, antes de venirme a Italia. Me levanté de la toalla, y me puse de pié, rígido. Mi voz también cambió; se puso fría y distante, como cuando estaba con ella. - ¿Qué quieres? - Claro, lo de siempre... me reclamaba por haberme ido sin despedirme, y sin avisarle. - ¿Qué querías, que te llamara, te dijiera "Kamille, tengo algo que decirte, ven a mi pieza, tenemos relaciones y te anuncio que te extrañaré y que me voy a EE.UU y que te amo? - Le pregunté, haciendo notar mi molestar frente a su llamada, a su referencia de que tenía que despedirme. Obviamente ella me dijo que eso era lo mínimo. Yo había utilizado, sí, por que esa era la palabra. Había utilizado de su cuerpo durante casi 2 meses. Había probado lo que quería con ella, y ella no me había negado absolutamente nada... ella, a pesar de que era difícil, estaba enamorada de mí, mientras que en mi mente... tocar a Kamille me llevaba a momentos en que tocaba a Ch... negué con la cabeza para no pensar en ella. - A ver... Kamille, escúchame. Yo tenía una relación con una mujer cuando estuve contigo. La engañé, ¿sabes? Tu no me importas... tu cuerpo era asombroso, eso no lo negaré nunca. Me encantaba tener sexo contigo... pero no me enamoraste, lo siento. No puedo hacer nada al respecto. - Y colgué, miré el celular durante unos momentos, y me imaginé su cara al otro lado del teléfono, haciendo exactamente lo mismo, con lágrimas en los ojos.
Claro que no dudé en comprarla, por muy cara que me saliera... Volver a sentir la droga en mis venas... sería algo que me desconectaría de los problemas. La guardé en mis jeans azules, y me dirigí a la playa. Por suerte no había nadie, cosa que me extraña; quizás había alguna cosa organizada por el campamento que se me hubiera olvidado, y por eso todos estaban desaparecidos de unos de los lugares más concurridos del camp. Al llegar, junto a mi carga -mochila y la droga - saqué una toalla, la cual tiré en la arena y me senté, preparándome para inyectarme, sin embargo, a los pocos momentos sonó mi celular. Lo saqué extrañado, y más aún cuando vi que la identificación de la llamada era de Italia. Apreté el botón verde con sorpresa en mi rostro.
- Aló? - Contesté en inglés. Seguro si me llamaban, debían saber que estaba en estados unidos. Por suerte, quién me contestó me habló en un inglés claro, con una voz seductora. Era Kamille Pèrnecot, la francesa que residía en Venecia, con la cuál había tenido mi última aventura en aquella hermosa ciudad, antes de venirme a Italia. Me levanté de la toalla, y me puse de pié, rígido. Mi voz también cambió; se puso fría y distante, como cuando estaba con ella. - ¿Qué quieres? - Claro, lo de siempre... me reclamaba por haberme ido sin despedirme, y sin avisarle. - ¿Qué querías, que te llamara, te dijiera "Kamille, tengo algo que decirte, ven a mi pieza, tenemos relaciones y te anuncio que te extrañaré y que me voy a EE.UU y que te amo? - Le pregunté, haciendo notar mi molestar frente a su llamada, a su referencia de que tenía que despedirme. Obviamente ella me dijo que eso era lo mínimo. Yo había utilizado, sí, por que esa era la palabra. Había utilizado de su cuerpo durante casi 2 meses. Había probado lo que quería con ella, y ella no me había negado absolutamente nada... ella, a pesar de que era difícil, estaba enamorada de mí, mientras que en mi mente... tocar a Kamille me llevaba a momentos en que tocaba a Ch... negué con la cabeza para no pensar en ella. - A ver... Kamille, escúchame. Yo tenía una relación con una mujer cuando estuve contigo. La engañé, ¿sabes? Tu no me importas... tu cuerpo era asombroso, eso no lo negaré nunca. Me encantaba tener sexo contigo... pero no me enamoraste, lo siento. No puedo hacer nada al respecto. - Y colgué, miré el celular durante unos momentos, y me imaginé su cara al otro lado del teléfono, haciendo exactamente lo mismo, con lágrimas en los ojos.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Lo que sea con tal de escapar de ese infierno que se había vuelto mi propio departamento. Luego de haber huído de casa con 15 años, haber vivido una semana en un refugio para indigentes a pesar de ser mis padres millonarios -pero, por supuesto no iba a pedirles favores a las personas de las que huía-, después de todo eso ¿Por qué mierda había cedido solo un poco y aceptado que mis padres entraran en mi vida? La respuesta era simple: tenía claras mis metas. Pensaba ser una excelente historiadora especializada en mitología griega y para eso necesitaba ir a la Universidad, y, por consecuencia, hacer a un lado mi orgullo y pedirle dinero a mis padres. El verano anterior había permitido que me mandaran a al campamento de verano Sr. Charles, y el año pasado mantuve un poco de contacto por cosas de la universidad....jamás sospeché que las cosas escaparían tanto de mis límites: ahora creían que tenían todo el derecho a llamarme, visitarme, tratarme como su hijita adorada ¿Acaso olvidaban todo lo que había ocurrido? La situación me estaba desesperando, ya no los soportaba más; seguía odiándolos tanto como el día que dejé la casa, jamás pensé que pedirles ayuda con el estudio -ayuda que, por supuesto, iba a pagar en cada dolar luego- fuese a costarme esto. Mi departamento era un infierno, necesitaba alejarme de ellos.
Y, como mi último y desesperado recurso, decidí pedirles que este año volvieran a enviarme al campamento. Había querido evitarlo de todas las maneras posibles: soy una jodida nerd, no me interesan las relaciones humanas, si bien tuve afinidades con mucha gente no tengo ni una sola maldita amistad por la que volver a este lugar, preferiría olvidar todo lo que pasó aquí, sobre todo el episodio Di Franco. Dios ¡Qué estúpida fuí! Yo, Cherise, la chica que solo amaba sus libros y su Grecia, la misma que había prometido no enamorarse jamás, había caído ante un maldito deportista egolatra; bastaron un par de piropos y un poco de buen sexo para que el chico me hiciera olvidar todo lo que me había prometido a mi misma, y por supuesto, nunca volvió a llamar. Es cierto que cuándo nos despedimos no hicimos ninguna estúpida promesa de fidelidad y castidad por el año hasta volver aquí, pero yo sólo pedía una llamada. Era un objeto más del Italiano. Y me avergonzaba tremendamente de mi misma por haberlo permitido. Necesitaba evitarlo a toda costa.
Y sin embargo aquí estaba, desempacando mis cosas en una de las habitaciones del St. Charles por segundo año por escapar de mis padres. No quería encontrarme con la gente, no quería ver a nadie. Sabía que había una reunión en la cafetería, y decidí buscar el lugar más lejos de eso posible. El camino a la playa fué rápido. Pero lo que vi al llegar... No me había puesto en el escenario de que Chris volviera también, no estaba listo para verlo, para que se burlara de mi...Necesitaba salir corriendo, ahora. Su voz interrumpió mi pánico. Me acerqué sigilosamente, impulsada por una curiosidad desconocida. La rabia cruzó en mi interior ¿Cómo podía ser tan sin vergüenza? ¿Nadie le había enseñado a respetar a las mujeres? Oh, si conmigo hizo lo mismo.
Sin pensar en mi dignidad, sin pensar en nada en lo absoluto, me puse a su lado y le quité el móvil.- Cariño, siéntete afortunada, conmigo ni siquiera tuvo el detalle de decir lo que de verdad pensaba, aunque seguro era muy parecido a lo que oíste tu. ¿Quieres un consejo de chica a chica? Búscate a un buen tipo, o mejor aún, a una chica, son mil veces mejores que estos patanes y te dan un sexo excelente, es más, dime tu nombre y te agregaré en la red, guapa, te garantizo que te gustaré.- Pensé que para el Italiano mi bisexualidad sería toda una sorpresa, pues no se lo había comentado jamás. Sorpresa para mi fue que la chica me respondiera con voz coqueta.- Entonces, Kamille, estamos en contacto, preciosa, un beso. No, no, no importa de dónde seas, siempre puedo viajar. Oh, por cierto, me llamo Cherisem Doskas.- luego de eso lancé un beso al teléfono y miré fijo a Di Franco. Ah, que golpe bajo debería ser que dos chicas con las que jugó probablemente fueran a tener una noche de pasión sin el porque no lo consideraban suficientemente bueno. Sonreí de lado, agradecida por mi buena actuación y le extendí el teléfono.- Espero que sea buena en la cama, Di Franco, aunque tu eliges bien para esas cosas.- dije cortante.
Y, como mi último y desesperado recurso, decidí pedirles que este año volvieran a enviarme al campamento. Había querido evitarlo de todas las maneras posibles: soy una jodida nerd, no me interesan las relaciones humanas, si bien tuve afinidades con mucha gente no tengo ni una sola maldita amistad por la que volver a este lugar, preferiría olvidar todo lo que pasó aquí, sobre todo el episodio Di Franco. Dios ¡Qué estúpida fuí! Yo, Cherise, la chica que solo amaba sus libros y su Grecia, la misma que había prometido no enamorarse jamás, había caído ante un maldito deportista egolatra; bastaron un par de piropos y un poco de buen sexo para que el chico me hiciera olvidar todo lo que me había prometido a mi misma, y por supuesto, nunca volvió a llamar. Es cierto que cuándo nos despedimos no hicimos ninguna estúpida promesa de fidelidad y castidad por el año hasta volver aquí, pero yo sólo pedía una llamada. Era un objeto más del Italiano. Y me avergonzaba tremendamente de mi misma por haberlo permitido. Necesitaba evitarlo a toda costa.
Y sin embargo aquí estaba, desempacando mis cosas en una de las habitaciones del St. Charles por segundo año por escapar de mis padres. No quería encontrarme con la gente, no quería ver a nadie. Sabía que había una reunión en la cafetería, y decidí buscar el lugar más lejos de eso posible. El camino a la playa fué rápido. Pero lo que vi al llegar... No me había puesto en el escenario de que Chris volviera también, no estaba listo para verlo, para que se burlara de mi...Necesitaba salir corriendo, ahora. Su voz interrumpió mi pánico. Me acerqué sigilosamente, impulsada por una curiosidad desconocida. La rabia cruzó en mi interior ¿Cómo podía ser tan sin vergüenza? ¿Nadie le había enseñado a respetar a las mujeres? Oh, si conmigo hizo lo mismo.
Sin pensar en mi dignidad, sin pensar en nada en lo absoluto, me puse a su lado y le quité el móvil.- Cariño, siéntete afortunada, conmigo ni siquiera tuvo el detalle de decir lo que de verdad pensaba, aunque seguro era muy parecido a lo que oíste tu. ¿Quieres un consejo de chica a chica? Búscate a un buen tipo, o mejor aún, a una chica, son mil veces mejores que estos patanes y te dan un sexo excelente, es más, dime tu nombre y te agregaré en la red, guapa, te garantizo que te gustaré.- Pensé que para el Italiano mi bisexualidad sería toda una sorpresa, pues no se lo había comentado jamás. Sorpresa para mi fue que la chica me respondiera con voz coqueta.- Entonces, Kamille, estamos en contacto, preciosa, un beso. No, no, no importa de dónde seas, siempre puedo viajar. Oh, por cierto, me llamo Cherisem Doskas.- luego de eso lancé un beso al teléfono y miré fijo a Di Franco. Ah, que golpe bajo debería ser que dos chicas con las que jugó probablemente fueran a tener una noche de pasión sin el porque no lo consideraban suficientemente bueno. Sonreí de lado, agradecida por mi buena actuación y le extendí el teléfono.- Espero que sea buena en la cama, Di Franco, aunque tu eliges bien para esas cosas.- dije cortante.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
¡M - i - e - r - d -a!. Esa palabra pasó centímetro a centímetro durante largo rato por la mente del italiano. Jamás pensó que luego del segundo día en el campamento volvería a ver, tan rápido, a Cherise, a aquella mujer que a pesar de todo le había dado todo a él, y él no había sabido responder de la mejor forma. La quería, eso lo tenía claro, pero su falta de tacto para una buena relación de pareja... o de cualquier tipo, siempre le había jugado una mala pasada. ¡No podía creerlo! Justo estaba mandando al infierno a una mujer a kilómetros de acá, cuando Cheri me quitó el teléfono y se puso a hablar con Kamille sobre tener una posible cita de sexo. Me quedé completamente asombrado cuando empezaron a hablar, y cuando Cheri me extendió mi celular, me quedé petrificado mirándolo fijamente. ¿Qué había pasado? Sin embargo, me recuperé al instante, si sabía algo era que no tenía que exteriorizar ningún pensamiento en mi vida, absolutamente nada, ni la sorpresa, o me podía jugar una muy mala pasada. Mi rostro se volvió inexpresivo, y el brillo de mis ojos color lapizlázuli se extinguió al mirarla a la cara. Esa morena tan hermosa me miraba con ojos de odio, de rabia... con rencor de haberme entregado todo lo que tenía y yo... bueno, haya sido un idiota.
- ¿Kamille? Sí, era buenísima en la cama, yo creo que deberías probarla... hace unas poses espectaculares, quizás mejores que las tuyas - Sonreí de lado con aire de superioridad. Sabía que aquello le dolería, por que tanto ella como yo nos habíamos enganchado del otro, incluso llegar a ... quizás enamorarnos, ¿quién sabía?. No era que quisiera de verdad dañarla, pero no iba a permitir, o mejor hecho, mi ego no iba a permitir que aquella mujer dañara mi orgullo de macho que tiene a todas las mujeres en la palma de la mano. Era un maricón y yo lo sabía, cada palabra. Era un hijoputa, y a veces, solo a veces, me enorgullecía de ello, por que alejaba a los "falsos". En este momento no me gustaba ser así, pero no quería ni podía hacer nada para evitar ser así.
- No sabía que se te daba bien el sexo con las mujeres, bueno, aunque ni siquiera te conocí tan bien, era algo de momento lo de nosotros, esos típicos amor de verano. No pensé que volvería a verte, aunque es un gusto. - Mi voz sonaba indiferente, y la miraba a los ojos en cada momento, aunque claro, lo único que de verdad hacía mi mente era recordar los momentos que había pasado en antaño a su lado. - Kamille es francesa, tus papis regalones te pueden comprar un pasaje para allá, o te vas conmigo a Italia y te paso a dejar a su casa, no creo que le moleste volver a verme, no sin intentar golpearme JAJAJAJJA - Me reí estrepitosamente en esta ocasión, sabiendo que le molestaría que me riera de una mujer con la que estuve.
- ¿Kamille? Sí, era buenísima en la cama, yo creo que deberías probarla... hace unas poses espectaculares, quizás mejores que las tuyas - Sonreí de lado con aire de superioridad. Sabía que aquello le dolería, por que tanto ella como yo nos habíamos enganchado del otro, incluso llegar a ... quizás enamorarnos, ¿quién sabía?. No era que quisiera de verdad dañarla, pero no iba a permitir, o mejor hecho, mi ego no iba a permitir que aquella mujer dañara mi orgullo de macho que tiene a todas las mujeres en la palma de la mano. Era un maricón y yo lo sabía, cada palabra. Era un hijoputa, y a veces, solo a veces, me enorgullecía de ello, por que alejaba a los "falsos". En este momento no me gustaba ser así, pero no quería ni podía hacer nada para evitar ser así.
- No sabía que se te daba bien el sexo con las mujeres, bueno, aunque ni siquiera te conocí tan bien, era algo de momento lo de nosotros, esos típicos amor de verano. No pensé que volvería a verte, aunque es un gusto. - Mi voz sonaba indiferente, y la miraba a los ojos en cada momento, aunque claro, lo único que de verdad hacía mi mente era recordar los momentos que había pasado en antaño a su lado. - Kamille es francesa, tus papis regalones te pueden comprar un pasaje para allá, o te vas conmigo a Italia y te paso a dejar a su casa, no creo que le moleste volver a verme, no sin intentar golpearme JAJAJAJJA - Me reí estrepitosamente en esta ocasión, sabiendo que le molestaría que me riera de una mujer con la que estuve.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Sólo después de haber tomado el teléfono de Chris y haberle dicho a esa muchacha todo lo que le dije me dí cuenta de que había sido una subida de adrenalina y el verdadero peso de la situación cayó sobre mi. Recién asimilaba que Di Franco estaba aquí, frente a mi, luego de todo un año...El mismo chico que me había dado el, probablemente, mayor placer de mi vida, estaba a tan solo unos centímetros, a mi alcance...y lo peor de todo era que seguía tan guapo, atlético y musculoso como siempre. Agradecía no ser el tipo convencional de chica freak: si , amaba pasar los días con la nariz metida en algún libro y no siempre me agradaba compartir con gente, pero amaba las fiestas, el alcohol y era de un carácter muy difícil, no dejaba que nadie se metiera conmigo. Solo gracias a eso logré mantenerme impasible mientras miraba al muchacho, sin expresar ninguna de las muchas emociones que me embargaban...del deseo que sentía hacia el.
-Vaya, realmente tienes pocas neuronas ahí dentro.- dije entrecerrando los ojos para enfocar la vista en su cabeza, como si tratara de encontrar algo imposible de ver.- ¡Pero que poco ingenio, Di Franco! Te recuerdo que hablas con una chica, no con un pseudo machito como tu, el hecho de que me ataques con que tan buena soy en la cama simplemente no funciona.- añadí encogiéndome de hombros.- Pero descuida, sin duda la probaré, se veía demasiado ansiosa por experimentar un poco de placer luego de algo tan...-sin ningún tipo de pudor posé mi vista en su entrepierna, y miré con fingido asco, como si tratara de buscar una palabra lo suficientemente mala.-...minúsculo.- concluí sin más. Cierto, por lo menos un 90% de todo lo que acababa de decir era una mentira, probablemente luego estaría un tanto desanimada, pero en el momento sabía actuar demasiado bien.
Estaba totalmente quieta frente a el, me tomé el tiempo de examinarlo de arriba a abajo. Estaba segura de que el año pasado me había terminado de enamorando de este cretino, y ahora quedaba algo muy fuerte entre ambos, al menos de mi parte. Tenía ganas de callarle la boca de un beso, de saciar todo el deseo que tenía de el y hacerle saber de una buena vez por todas que nadie se lo iba a hacer mejor que yo. Pero no, nada de eso, esto parecía estar destinado a ser una sesión de insultos gratis, y yo iba a participar gustosa.- ¿Amor de verano, dices? No, no, te das mucha importancia.- dije negando con la cabeza.- yo le diría más bien...un revolcón de verano, si, esa es la palabra.- añadí sonriendo victoriosa.- Y si, el sexo con las mujeres se me da estupendamente.
-Si, creo que me iré contigo, y no te preocupes, no querrá golpearte, será cosa de verme y olvidará cualquier otra cosa que no sea llevarme rápido a su cama, siéntete protegido, Di Franco.- dije guiñándole un ojo con suficiencia.
-Vaya, realmente tienes pocas neuronas ahí dentro.- dije entrecerrando los ojos para enfocar la vista en su cabeza, como si tratara de encontrar algo imposible de ver.- ¡Pero que poco ingenio, Di Franco! Te recuerdo que hablas con una chica, no con un pseudo machito como tu, el hecho de que me ataques con que tan buena soy en la cama simplemente no funciona.- añadí encogiéndome de hombros.- Pero descuida, sin duda la probaré, se veía demasiado ansiosa por experimentar un poco de placer luego de algo tan...-sin ningún tipo de pudor posé mi vista en su entrepierna, y miré con fingido asco, como si tratara de buscar una palabra lo suficientemente mala.-...minúsculo.- concluí sin más. Cierto, por lo menos un 90% de todo lo que acababa de decir era una mentira, probablemente luego estaría un tanto desanimada, pero en el momento sabía actuar demasiado bien.
Estaba totalmente quieta frente a el, me tomé el tiempo de examinarlo de arriba a abajo. Estaba segura de que el año pasado me había terminado de enamorando de este cretino, y ahora quedaba algo muy fuerte entre ambos, al menos de mi parte. Tenía ganas de callarle la boca de un beso, de saciar todo el deseo que tenía de el y hacerle saber de una buena vez por todas que nadie se lo iba a hacer mejor que yo. Pero no, nada de eso, esto parecía estar destinado a ser una sesión de insultos gratis, y yo iba a participar gustosa.- ¿Amor de verano, dices? No, no, te das mucha importancia.- dije negando con la cabeza.- yo le diría más bien...un revolcón de verano, si, esa es la palabra.- añadí sonriendo victoriosa.- Y si, el sexo con las mujeres se me da estupendamente.
-Si, creo que me iré contigo, y no te preocupes, no querrá golpearte, será cosa de verme y olvidará cualquier otra cosa que no sea llevarme rápido a su cama, siéntete protegido, Di Franco.- dije guiñándole un ojo con suficiencia.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Miré fijamente a Cherise durante el tiempo en que escupía todas sus palabras, como si fueran veneno; de hecho, estaba casi seguro que eso era, veneno. Todo el veneno que ella había acumulado en ese año hacia mí. De seguro ella jamás pensó que yo iba a aparecerme de nuevo por estos lados, seguramente creía que yo me iba a perder para siempre en algún lugar al que ella no tenía acceso para descargar toda su rabia contra mí, pero no fue así. Acá estaba, en frente de ella y ella... bueno, tiraba las palabras como navajas, intentando herirme, aunque ya estaba tan herido que aquello no me preocupó. Se sentía confuso por sus sentimientos; en este momento lo único que le rondaba por la cabeza no eran unas palabras hirientes para defenderse de todas las cosas que decía la chica Cherise, si no que lo único que brillaba en su cabeza eran recuerdos pasados con ella misma, y un susurro que decía "bésala, bésala". Sin embargo, quedaba al descubierto que ella no quería ningun tipo de relación conmigo, y yo obviamente no la obligaría. Estaba harto de hacer las cosas mal, y sabía que ahora, en este momento si me iba... bueno, iba a ser lo mejor para ella.
La miré fijamente de arriba a abajo y suspiré. - Mientes. - Fue lo único que dije. No quería largarme a decir las miles de cosas que tenía en mente, no quería saber que sufría, yo sabía que detrás de aquel rostro de "nada me daña" era exactamente como yo... implacable en la superficie y llena de dolor en lo profundo, y la entendía, asi que no quería seguir con la sarta de mentiras que tenía para dañarla, quería alejarme y dejarla al fin tranquila, por que a pesar de que estuve casi 1 año completo sin comunicarme con ella, ella seguro que pensaba en mí y con odio y ahora que me había tratado mal, creo que al menos la compensaría por la falta que hice. Me agaché para recoger las cosas que había dejado en el suelo y tomé entre mis manos la jeringa y la heroína; ahora si que me convencía que era una excelente opción para drogarme, pero lejos de ella. Mordí mi labio inferior y me colgé la mochila al hombro. - Vete al infierno, Cheri - murmuré al momento en que pasaba por el lado de ella.
La miré fijamente de arriba a abajo y suspiré. - Mientes. - Fue lo único que dije. No quería largarme a decir las miles de cosas que tenía en mente, no quería saber que sufría, yo sabía que detrás de aquel rostro de "nada me daña" era exactamente como yo... implacable en la superficie y llena de dolor en lo profundo, y la entendía, asi que no quería seguir con la sarta de mentiras que tenía para dañarla, quería alejarme y dejarla al fin tranquila, por que a pesar de que estuve casi 1 año completo sin comunicarme con ella, ella seguro que pensaba en mí y con odio y ahora que me había tratado mal, creo que al menos la compensaría por la falta que hice. Me agaché para recoger las cosas que había dejado en el suelo y tomé entre mis manos la jeringa y la heroína; ahora si que me convencía que era una excelente opción para drogarme, pero lejos de ella. Mordí mi labio inferior y me colgé la mochila al hombro. - Vete al infierno, Cheri - murmuré al momento en que pasaba por el lado de ella.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
No sabía de dónde sacaba tanto odio ni tanta fuerza para seguir con esto. No me gustaba odiar a las personas, tampoco me gustaba quererlas, simplemente pasaba de las relaciones humanas, pero por primera vez en mi vida habría deseado detener mis palabras llenas de ira. Muchas veces a lo largo del año había pensado en como reaccionaría si por las cosas del destino me encontraba con Di Franco, y todas esas veces había concordado en que tenía que dañarlo. Claramente no tomé en cuenta lo difícil que sería... Era insoportable tenerlo al frente, tan cerca, y sentirme obligada a odiarlo, a herirlo tanto como fuera posible cuando lo que verdaderamente deseaba era besarlo, tocarlo, asegurarme de que el chico del que, muy a mi pesar, me enamoré, seguía sano y salvo. Pero no, el orgullo no me lo permitía, y, de todas maneras, ¿De qué habría servido eso? Probablemente el se habría reído de mi, o peor aún, me habría dicho que el sentía lo mismo por mí y habríamos tenido un buen sexo de reconciliación, por supuesto todo fingido y con el único objetivo de que yo terminara en su cama para repetir el ciclo el verano siguiente. No, me respetaba demasiado y jamás dejaría que se burlaran de mi así.
-Tú quisieras que todo fuera mentira, Di Franco, pero no digo nada más que lo que pienso, y lo que sientas tú al respecto me es francamente indiferente.- Eso no podría haber sido más opuesto a la verdad, pero del rostro hacia fuera sabía que mi expresión era fulminante y no dejaba lugar alguno a las dudas.
Un alivio recorrió por completo mi cuerpo cuando ví que el muchacho recogía sus cosas y se disponía a marcharse, lo que suponía que el desagradable encuentro había terminado, sin embargo una alarma se encendió de inmediato en mi al ver lo que sostenía entre sus manos. De sobra sabía yo de los problemas de Chris con las drogas, y fue todo lo que necesité para que el muro de mala onda se derrumbara. Volvía a surgir mi instinto de cuidarlo. Poco me importó lo que me dijo al pasar junto a mi, yo lo seguí y le quité la jeringa y la heroína de entre las manos. Sin decir ni una sola palabra caminé los pocos pasos que me separaban de la costa y lancé ambas al mar, tan lejos como pude. Luego volví sobre mis pasos para quedar frente al muchacho.- Espero que te hayan costado muy caro.- dije con una sonrisa en el rostro.- A ver si ya aprendes a madurar, hijito de papis exitosos.
-Tú quisieras que todo fuera mentira, Di Franco, pero no digo nada más que lo que pienso, y lo que sientas tú al respecto me es francamente indiferente.- Eso no podría haber sido más opuesto a la verdad, pero del rostro hacia fuera sabía que mi expresión era fulminante y no dejaba lugar alguno a las dudas.
Un alivio recorrió por completo mi cuerpo cuando ví que el muchacho recogía sus cosas y se disponía a marcharse, lo que suponía que el desagradable encuentro había terminado, sin embargo una alarma se encendió de inmediato en mi al ver lo que sostenía entre sus manos. De sobra sabía yo de los problemas de Chris con las drogas, y fue todo lo que necesité para que el muro de mala onda se derrumbara. Volvía a surgir mi instinto de cuidarlo. Poco me importó lo que me dijo al pasar junto a mi, yo lo seguí y le quité la jeringa y la heroína de entre las manos. Sin decir ni una sola palabra caminé los pocos pasos que me separaban de la costa y lancé ambas al mar, tan lejos como pude. Luego volví sobre mis pasos para quedar frente al muchacho.- Espero que te hayan costado muy caro.- dije con una sonrisa en el rostro.- A ver si ya aprendes a madurar, hijito de papis exitosos.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
En realidad no quería escuchar ninguna de las palabras hirientes que Cherise tenía para escupir. Quería irme, tenía la droga en las manos y a unos pocos minutos de que mis venas sintieran nuevamente lo que significaba el fuego de la heroína, aquella sensación de relajo de los problemas, y del mundo en general. ¿Por qué lo había dejado alguna vez? Claro, había caído en coma y había estado a punto de morirse, pero en el momento en que sus ojos se abrieron y pudo volver a ser conciente de todas las cosas que pasaban a su alrededor... fue doloroso para él. En su cama del hospital no había más que personas que se "suponía" que por obligación familiar o por dinero tendrían que quererlo, pero nadie más. Había intentado volver a las drogas durante el tiempo seguido al que cayó en coma, pero después de pensar mucho, pensó que en un futuro las cosas podrían mejorar, así que dejó de hacerlo.... Claro que mejoraron; llegó Psy, llegó Madi y llegó Cheri. Al menos aún tenía a los dos primeros.
- Cómo digas, Cherise. Me da exactamente igual - Murmuré y luego pasé por su lado, ella al parecer, para mi gran desgracia se fijó en el paquete que llevaba en mis manos, y me lo quitó, yendo rápidamente hacia la orilla de la playa. Inmediatamente boté mi mochila al suelo y me largué a correr en siga de ella, sin embargo fue demasiado tarde, y en el momento en que me abalancé hacia ella, tomándola de la cintura en un abrazo entre rabioso y feliz de volver a tocarla, ella tiró todas mis drogas al océano. Me quedé mirando el agua durante unos momentos, aún abrazándola, por que esa había sido en parte una excusa para volver a tener contacto con ella, pero luego me volvió a la mente todo lo que me había dicho, y que había acabado con el racimo más bueno de droga que tenía.
- Pero... ¡¿Qué hiciste?!. - Dije soltándola y mirándola con una cara que expresaba todo el odio que sentía en estos momentos, escupí las palabras y a continuación me desordené el cabello, en un intento de tranquilizarme. - ¿Te molesta acaso que yo consuma drogas? ¿Te afecta en algo? ¿por qué mierda te metes en mi vida, Cherise? Déjame hacer las mierdas que a mí me apetezca hacer, ya entendí que no me quieres cerca de tu puta vida, asi que yo me iré a la mismísima mierda si quieres, me da exactamente igual, pero dejame tranquilo y eso incluye a mis drogas. No te afecta en absolutamente nada que yo consuma, es más, quizás sea un alivio para tí. Volvería a caer en coma y esta vez me puedo ir para siempre de este puto mundo y te dejo tranquila definitivamente, no tendrás que verme más la cara ni escuchar mi puta voz, sería todo un alivio para tí. - Rodee los ojos, y me di la vuelta, sacando de mi bolsillo trasero una bolsa de pasta base.
- Cómo digas, Cherise. Me da exactamente igual - Murmuré y luego pasé por su lado, ella al parecer, para mi gran desgracia se fijó en el paquete que llevaba en mis manos, y me lo quitó, yendo rápidamente hacia la orilla de la playa. Inmediatamente boté mi mochila al suelo y me largué a correr en siga de ella, sin embargo fue demasiado tarde, y en el momento en que me abalancé hacia ella, tomándola de la cintura en un abrazo entre rabioso y feliz de volver a tocarla, ella tiró todas mis drogas al océano. Me quedé mirando el agua durante unos momentos, aún abrazándola, por que esa había sido en parte una excusa para volver a tener contacto con ella, pero luego me volvió a la mente todo lo que me había dicho, y que había acabado con el racimo más bueno de droga que tenía.
- Pero... ¡¿Qué hiciste?!. - Dije soltándola y mirándola con una cara que expresaba todo el odio que sentía en estos momentos, escupí las palabras y a continuación me desordené el cabello, en un intento de tranquilizarme. - ¿Te molesta acaso que yo consuma drogas? ¿Te afecta en algo? ¿por qué mierda te metes en mi vida, Cherise? Déjame hacer las mierdas que a mí me apetezca hacer, ya entendí que no me quieres cerca de tu puta vida, asi que yo me iré a la mismísima mierda si quieres, me da exactamente igual, pero dejame tranquilo y eso incluye a mis drogas. No te afecta en absolutamente nada que yo consuma, es más, quizás sea un alivio para tí. Volvería a caer en coma y esta vez me puedo ir para siempre de este puto mundo y te dejo tranquila definitivamente, no tendrás que verme más la cara ni escuchar mi puta voz, sería todo un alivio para tí. - Rodee los ojos, y me di la vuelta, sacando de mi bolsillo trasero una bolsa de pasta base.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
El miedo corría por mis venas, el mismo miedo que no sentía hace tanto tiempo. No sentí miedo cuando me escapé de casa, no sentí miedo cuando pasé una semana en un refugio de indigentes, llevaba años y años con una coraza de valentía, sin saber lo que era el miedo. Y ahora lo sentía. Tenía pánico a que Chris volviera a inyectarse una de esas cosas, me destrozaba la idea de que acabara como acabó la última vez...Cerré los ojos, la imagen del muchacho tendido en una cama blanca, con máquinas conectadas y objetos esterilizados alrededor me estremeció y con más fuerza lancé la jeringa. Necesitaba cuidarlo.
Recién ahí me dí cuenta de que Di Franco había salido persiguiéndome, pero gracias al cielo había sido lo suficientemente tarde como para que yo me desprendiera de ese veneno vivo. Y solo ahí noté que me estaba abrazando. Inevitablemente cerré los ojos, aunque detuve a tiempo un suspiro que amenazaba con escapar de mis labios. Se sentía tan bien...justo como yo lo recordaba; sus brazos seguían igual de musculosos y fuertes, dándome esa seguridad única. Quería detener el tiempo, olvidar que no me había llamado, olvidar que ahora lo odiaba como seguramente el me odiaba a mi y dejarme llevar por esa reconfortante sensación. Por supuesto, eso fué imposible.
Me separé de el de manera brusca y volví a hacer gala de lo buena que soy actuando al poner una cínica sonrisa en mi rostro.- Vaya, eres más tonto de lo que pensé ¿Necesitas que te explique lo que hice? A ver, cuando uno lanza las cosas al agua...-estaba dispuesta a dar una larga e irónica explicación, pero el se me adelantó comenzando a hablar desesperado. Muy pocas fueron las cosas que alcancé a oír de su declaración, porque casi nada fue lo que necesité para saber lo dolido y dañado que estaba. Mis facciones no cambiaron, seguía pareciendo impenetrable, pero algo en mi interior había cambiado. Estaba totalmente consciente aún -y en todo momento lo estaría- del daño que me había hecho, de que era un mujeriego, sin embargo quería protegerlo a el, a el chico asustado que creía que su vida era una mierda y que a nadie lo importaba, que era inmensamente sensible y sí era capaz de enamorarse. Suspiré profundamente y me convencí a mi misma de que lo que iba a hacer , no iba a hacerlo por el chico ególatra y arrogante, si no por el Chris que conocí el verano pasado y, esperaba, existiera en otra parte que no fuera mi imaginación.- Cállate.- me limité a decir antes de acercarme decidida y pasarle los brazos por el cuello. Lo miré fijamente a los ojos un segundo, con demasiada intensidad, como si quisiera decirle todo lo que sentía con esa mirada, e informándole al mismo tiempo lo que iba a hacer. Luego junté nuestros labios en un beso. Todo mi cuerpo comenzó a relajarse y yo entera cedí ante el delicioso sabor de los labios de Chris. El anhelado contacto con él tuvo un efecto reparador en mi, y solo por un momento me permití bajar las barreras y comenzar a sentir mi corazón latir más rápido por el.
Recién ahí me dí cuenta de que Di Franco había salido persiguiéndome, pero gracias al cielo había sido lo suficientemente tarde como para que yo me desprendiera de ese veneno vivo. Y solo ahí noté que me estaba abrazando. Inevitablemente cerré los ojos, aunque detuve a tiempo un suspiro que amenazaba con escapar de mis labios. Se sentía tan bien...justo como yo lo recordaba; sus brazos seguían igual de musculosos y fuertes, dándome esa seguridad única. Quería detener el tiempo, olvidar que no me había llamado, olvidar que ahora lo odiaba como seguramente el me odiaba a mi y dejarme llevar por esa reconfortante sensación. Por supuesto, eso fué imposible.
Me separé de el de manera brusca y volví a hacer gala de lo buena que soy actuando al poner una cínica sonrisa en mi rostro.- Vaya, eres más tonto de lo que pensé ¿Necesitas que te explique lo que hice? A ver, cuando uno lanza las cosas al agua...-estaba dispuesta a dar una larga e irónica explicación, pero el se me adelantó comenzando a hablar desesperado. Muy pocas fueron las cosas que alcancé a oír de su declaración, porque casi nada fue lo que necesité para saber lo dolido y dañado que estaba. Mis facciones no cambiaron, seguía pareciendo impenetrable, pero algo en mi interior había cambiado. Estaba totalmente consciente aún -y en todo momento lo estaría- del daño que me había hecho, de que era un mujeriego, sin embargo quería protegerlo a el, a el chico asustado que creía que su vida era una mierda y que a nadie lo importaba, que era inmensamente sensible y sí era capaz de enamorarse. Suspiré profundamente y me convencí a mi misma de que lo que iba a hacer , no iba a hacerlo por el chico ególatra y arrogante, si no por el Chris que conocí el verano pasado y, esperaba, existiera en otra parte que no fuera mi imaginación.- Cállate.- me limité a decir antes de acercarme decidida y pasarle los brazos por el cuello. Lo miré fijamente a los ojos un segundo, con demasiada intensidad, como si quisiera decirle todo lo que sentía con esa mirada, e informándole al mismo tiempo lo que iba a hacer. Luego junté nuestros labios en un beso. Todo mi cuerpo comenzó a relajarse y yo entera cedí ante el delicioso sabor de los labios de Chris. El anhelado contacto con él tuvo un efecto reparador en mi, y solo por un momento me permití bajar las barreras y comenzar a sentir mi corazón latir más rápido por el.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Cuando terminó su "discurso", suspiró vagamente, y luego con las palabras aún dando vueltas por su cabeza se dio la vuelta a medida que sacaba la pasta base de su bolsillo trasero. Al menos se había asegurado de haber comprado sus cuantas dosis de drogas, y de seguro que si lo encontraban con todo eso, lo podrían hasta meter preso. Rió ante esa idea, y luego, todo quedó nublado, nada le importó cuando sintió los brazos de Cherise alrededor de su cuello, dándolo vuelta... mirándolo fijamente con la única mirada que venía antes de un... de un beso. La mirada que me dedicaba ella cuando jugueteabamos y quedabamos enojados, y para arreglarlo ella se acercaba... me miraba así, y me besaba. Justo como hacía ahora. En el momento en que sus labios se fundieron con los míos, sentí algo extraño recorrer mi cuerpo, precisamente mi corazón, como si una llama se encendiera en donde antes solo había un vacío.
Atiné simplemente a pasar mis manos alrededor de su cintura y acercar ese cuerpo magistral al mío, mis manos desesperadas por tocar alguna fracción de cuerpo de ella, y mis labios pidiendo a gritos que su lengua entrara en el juego. No quería esperar más, por lo que cuando los besos eran cariñosos, incluso tiernos, entreabrí mis labios para dar paso a mi lengua, que con fervor buscaba en su cavidad bucal la de ella; esa lengua que con el mero contacto me hacía sentirme vivo. Mezclé la lengua de los dos a medida que mis manos comenzaban a ascender; una de mis manos la apretaba por la cadera fuertemente a mí, mientras que la otra se situó en su rostro, acariciandolo, haciendo círculos pequeños en su mejilla, con delicadeza, la delicadeza que había reservado solo para ella y Madisson.
Atiné simplemente a pasar mis manos alrededor de su cintura y acercar ese cuerpo magistral al mío, mis manos desesperadas por tocar alguna fracción de cuerpo de ella, y mis labios pidiendo a gritos que su lengua entrara en el juego. No quería esperar más, por lo que cuando los besos eran cariñosos, incluso tiernos, entreabrí mis labios para dar paso a mi lengua, que con fervor buscaba en su cavidad bucal la de ella; esa lengua que con el mero contacto me hacía sentirme vivo. Mezclé la lengua de los dos a medida que mis manos comenzaban a ascender; una de mis manos la apretaba por la cadera fuertemente a mí, mientras que la otra se situó en su rostro, acariciandolo, haciendo círculos pequeños en su mejilla, con delicadeza, la delicadeza que había reservado solo para ella y Madisson.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Siempre que estaba cerca de Chris una ola de nuevas sensaciones se apoderaban de mi cuerpo. A pesar de que había pasado la mayoría del verano anterior con el muchacho, cada día sentía algo nuevo por el, y descubría algo nuevo de mi gracias al tiempo que pasábamos juntos. Ahora, luego de todo un año volví a experimentar eso mismo. En los segundos que precedieron el beso, sentí que el tiempo se detuvo, y me dió espacio a recordar demasiados momentos inolvidables. Cuantas veces habíamos paseado por esta misma playa, tomados de la mano, para luego subirme a su espalda de improviso y a los segundos después sentir como comenzaba a correr conmigo encima, dejándome sentir el viento contra mi cara y toda la libertad del mundo. Mis barreras se habían dejado caer para permitir el paso de su lengua y todo lo que eso implicaba. Mi mente había dejado de funcionar, como desconectada, y mi cuerpo solo podía seguir el juego de nuestros labios juntos por primera vez luego de tanto tiempo. Mi lengua se movía con desesperación contra la de el, y mi cuerpo ejercía una fuerza contra su imponente torso, como si quisiera ganarle a la naturaleza y juntarnos incluso más, aunque eso pareciera imposible.
De a poco mis manos comenzaron a despertar y se decidieron -pues, lo necesitban- a acariciar su cuello con los dedos pulgares, sin que mis labios se separaran de nuestro beso en ningún momento. Había inclinado el rostro, para intentar profundizarlo más. Se sentía tan bien...mi pecho comenzaba a ser recorrido por un calor demasiado agradable, y mi cuerpo entero se relajaba ante las caricias de un besador conocido. Pero entonces la magia se rompió y mi mente y racionalidad comenzaron a trabajar a la par. No podía hacer esto. El tipo era un mujeriego, un jugador demasiado experimentado, alguien que usaba a las mujeres a su antojo. Había caído una vez, no podía hacerlo dos, me lo debía a mi misma, a mi orgullo y al respeto que me tenía a mi misma como mujer hecha y derecha que era. No iba a caer a los pies de alguien que luego me dejaría en el piso como lo había hecho ya una vez.
Me separé de golpe, sin delicadeza alguna, dejando atrás la ternura de hace unos instantes y me pasé el antebrazo por los labios, como si quisiera borrar cualquier pista de lo que acaba de acontecer. Luego lo miré de manera fría y distante, recuperando la pose de hace unos instantes, cruzada de brazos.- Tu manera de evadir los problemas es patética, Di Franco. Deja de evadir la realidad, de tenerte pena a ti mismo y drogarte de esa forma ¿A caso es necesario volver a caer en coma para llamar la atención? Te creía un poquito más listo que eso.- dije sin emoción alguna en la voz.
De a poco mis manos comenzaron a despertar y se decidieron -pues, lo necesitban- a acariciar su cuello con los dedos pulgares, sin que mis labios se separaran de nuestro beso en ningún momento. Había inclinado el rostro, para intentar profundizarlo más. Se sentía tan bien...mi pecho comenzaba a ser recorrido por un calor demasiado agradable, y mi cuerpo entero se relajaba ante las caricias de un besador conocido. Pero entonces la magia se rompió y mi mente y racionalidad comenzaron a trabajar a la par. No podía hacer esto. El tipo era un mujeriego, un jugador demasiado experimentado, alguien que usaba a las mujeres a su antojo. Había caído una vez, no podía hacerlo dos, me lo debía a mi misma, a mi orgullo y al respeto que me tenía a mi misma como mujer hecha y derecha que era. No iba a caer a los pies de alguien que luego me dejaría en el piso como lo había hecho ya una vez.
Me separé de golpe, sin delicadeza alguna, dejando atrás la ternura de hace unos instantes y me pasé el antebrazo por los labios, como si quisiera borrar cualquier pista de lo que acaba de acontecer. Luego lo miré de manera fría y distante, recuperando la pose de hace unos instantes, cruzada de brazos.- Tu manera de evadir los problemas es patética, Di Franco. Deja de evadir la realidad, de tenerte pena a ti mismo y drogarte de esa forma ¿A caso es necesario volver a caer en coma para llamar la atención? Te creía un poquito más listo que eso.- dije sin emoción alguna en la voz.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Seguí el beso todo lo que pude; claramente no iba a detenerlo por nada del mundo. Al fin, después de tanto tiempo, me sentía bien. Me sentía bien al lado de Cherise, y a decir verdad, esta forma de ser mía, en la que solamente me sentía grato tocando y besando a una mujer me resultaba estúpida. Pero bueno. Seguí el beso durante el rato que continuó hasta que la magia se rompió demasiado rápido para mi opinión. Se alejó de un tiro, y me miró con expresión de rudeza en el rostro, yo simplemente la miré con toda la cara de hombre desinteresado que había besado a una mujer de tantas más que había en el mundo y que había probado sus labios. Le sonreí de lado, sin embargo aquella sonrisa que cautiva a tantas mujeres a que caigan a mis pies, se fue desvaneciendo de un momento a otro, cuando escuché las estúpidas palabras que decía; por que no eran más que eso. Estúpidas. Negué con la cabeza, y largué una risa demasiado fuerte, haciendo notar que me estaba burlando de ella y de lo que decía.
- Eres increíble, sabías. Increíble, y no en el buen sentido de la palabra. - Rodee los ojos, y ahora, nuevamente negué con la cabeza. Me daba risa, era lo único que podía decir en estos momentos. - ¿Tú crees acaso que caí en coma para llamar la atención? ¿Crees que por algún momento pensé: "Oh, voy a drogarme hasta quedar sin conciencia, para caer en coma y que toda la gente sienta lástima por mí y me quiera"? ¿Crees que soy tan básico? Mira Cherise, a mi me importa una mierda todo el mundo, y me importa más mierda aun si es que me quieren, o si soy el centro de su atención. Eres estúpida, quizás a tí te gustaría pasar dos semanas en coma, a ver si te gusta "como llamas la atención". - Bufé y me di vuelta, quería irme, o de seguro le diría unas cuentas palabras que la dañarían, y que quizás me arrepintiera de decir. - No te molesta lo que sea que vaya a hacer. Si me gustan las drogas me gustan y las consumiré, ahora déjame tranquilo - medí demasiado bien las palabras para no arrepentirme luego de lo que le decía.
- Eres increíble, sabías. Increíble, y no en el buen sentido de la palabra. - Rodee los ojos, y ahora, nuevamente negué con la cabeza. Me daba risa, era lo único que podía decir en estos momentos. - ¿Tú crees acaso que caí en coma para llamar la atención? ¿Crees que por algún momento pensé: "Oh, voy a drogarme hasta quedar sin conciencia, para caer en coma y que toda la gente sienta lástima por mí y me quiera"? ¿Crees que soy tan básico? Mira Cherise, a mi me importa una mierda todo el mundo, y me importa más mierda aun si es que me quieren, o si soy el centro de su atención. Eres estúpida, quizás a tí te gustaría pasar dos semanas en coma, a ver si te gusta "como llamas la atención". - Bufé y me di vuelta, quería irme, o de seguro le diría unas cuentas palabras que la dañarían, y que quizás me arrepintiera de decir. - No te molesta lo que sea que vaya a hacer. Si me gustan las drogas me gustan y las consumiré, ahora déjame tranquilo - medí demasiado bien las palabras para no arrepentirme luego de lo que le decía.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Era tan desesperante desearlo y detestarlo en la misma medida. No sabía cómo actuar con el, no tenía idea de cual de mis lados dejar ganar. Sin embargo, sabía bien como mantener mis sentimientos y lo que mi corazón dictaba a un lado, después de todo, llevaba toda mi vida haciendo eso. Saqué toda mi racionalidad a relucir para decirle al muchacho todo lo que le dije. En el fondo esta era la verdad: estaba buscando cualquier manera de protegerlo y mantenerlo alejado de la droga que no implicara involucrarme sentimentalmente con el, pues el año anterior ya había aprendido que eso no servía. Me tragué sus risas lo mejor que pude, tratando de que en mi rostro no se notara lo mucho que me dolía que no tomara en cuenta los consejos que le daba. Bueno, tampoco podíamos decir que los había dado de manera demasiado amable. Cuando terminó lo que tenía para decir me vi en un dilema: seguir con el juego de quién odia más al otro o intentar hacerlo entrar en razón con las drogas. Mi orgullo quemaba en mi interior, me recordaba una y otra vez como me sentí las tardes enteras que esperé una llamada del muchacho y lo egocéntrico que este era. Pero no quería perderlo. No lo quería en ese mundo donde se debatía constantemente entre la vida y la muerte, en dónde siempre corría peligro. Cerré los ojos con fuerza para ver si así mi interior se calmaba un poco y luego los abrí con lentitud, fijando la mirada en Chris.
Momentos antes de nuestro beso, me había dado cuenta de como sacaba cocaína de su bolsillo y la volvía a guardar. Esta vez no quería hacerlo por la fuerza, deseaba hacerlo entender. Alcé ambas manos en señal de inocencia y luego comencé a caminar lentamente hasta el. Cuando estuvimos frente a frente acerqué mi mano hasta su pantalón y la introduje en su bolsillo, retirando los papelillos y tomándolos en la palma de mi mano, para luego cerrarla en un puño. A pesar de que ya tenía lo que quería no tomé distancias, me quedé tan cerca de el italiano como estaba, con nuestros torsos pegados y nuestros rostros a solo centímetros. Mis ojos bajaron hasta sus labios por unos instantes, sentía su corazón latiendo contra mi pecho y su respiración contra mi piel. Alcé la mirada y la fije en sus ojos, esos ojos que tanto añoraba, para luego alzar el puño en que tenía la cocaína, para que viera de que hablaba.- Esto te está arruinando la vida, Chris.-Volví a bajar la mano y dejé el contenido en mis propios bolsillos.- Despierta, por favor, no necesitas estas cosas para ser feliz.
Momentos antes de nuestro beso, me había dado cuenta de como sacaba cocaína de su bolsillo y la volvía a guardar. Esta vez no quería hacerlo por la fuerza, deseaba hacerlo entender. Alcé ambas manos en señal de inocencia y luego comencé a caminar lentamente hasta el. Cuando estuvimos frente a frente acerqué mi mano hasta su pantalón y la introduje en su bolsillo, retirando los papelillos y tomándolos en la palma de mi mano, para luego cerrarla en un puño. A pesar de que ya tenía lo que quería no tomé distancias, me quedé tan cerca de el italiano como estaba, con nuestros torsos pegados y nuestros rostros a solo centímetros. Mis ojos bajaron hasta sus labios por unos instantes, sentía su corazón latiendo contra mi pecho y su respiración contra mi piel. Alcé la mirada y la fije en sus ojos, esos ojos que tanto añoraba, para luego alzar el puño en que tenía la cocaína, para que viera de que hablaba.- Esto te está arruinando la vida, Chris.-Volví a bajar la mano y dejé el contenido en mis propios bolsillos.- Despierta, por favor, no necesitas estas cosas para ser feliz.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Se acercó a mi con las manos alzadas y al verla avanzar hacia mí, no hice otra cosa que observarla fijamente. Se veía perfecta, incluso cuando estaba con tanto odio en su mirada... sabía que de seguro había estado todas las vacaciones en espera de que en su identificador de llamara saliera el número principal de Italia, y luego mi nombre ocupara toda la pantalla... pero técnicamente yo había roto su corazón al no llamarla; al hacer como si ella ya no hubiera existido, y alejarme completamente. Claro que ella no sabía que yo había hecho eso con todos, y en realidad... ni yo sabía por qué había sido. Durante mi año lo único que hice fue vagar de cama en cama, disfrutando del buen sexo, todo por que era un niñato que no sabía lo que quería. Cuando lo supe había sido demasiado tarde; ya había perdido para siempre a la mujer que quería. Por suerte estaba en frente mío, y a pesar de que ya no tenía posibilidad con ella, al menos me calmaba mirarla. Cuando metió la mano en mi bolsillo me estremecí ligeramente, tan cuidadoso fui que ni siquiera cayó en la cuenta. Sacó las drogas y me las mostró.
Miré las drogas por un momento. Las tenía en la mano... con un movimiento demasiado rápido y a la vez demasiado brusco se las quité de la mano, y la miré directamente a los ojos. - No Cherise Doskas... La droga no está acabando con mi vida, no me está hundiendo ni nada. Ahora sé controlarla... hay otra cosa que está acabando conmigo, y no es precisamente esto. - Miré la droga que estaba fuertemente apretada en mi mano y suspiré. Si ya estaba hablando... ¿no sería mejor soltar todo de una? Eso haría. Sinceramente, eso haría. - Tú no te das cuenta... tu vives en tu mundo de libros, de que odias las relaciones humanas y más ahora que alguien te ha roto el corazón... alguien como yo. Me odias por no haberte llamado, por hacer durante todo el año que no existías... y ¿sabes? Está bien que sientas eso, por que no estuvo bien. Pero... ¿Sabes que cagó mi vida? ¿Sabes quién la cagó? Fuiste tú Cherise, tú y tu puto amor. Te amé, ¿sabes? y mucho. No estaba acostumbrado a esto, y me alejé lo que más pude. Tú la cagaste. Tu... y darme cuenta que no te puedo olvidar, incluso ahora - Luego que le lancé estas palabras fuí retrocediendo, tocándome la barbilla ligeramente, como cuando estaba ansioso por algo. Ahora que le había dicho eso me iría. - No me hace feliz, pero me gusta. Adiós Cheri. - Murmuré, y me di vuelta.
Miré las drogas por un momento. Las tenía en la mano... con un movimiento demasiado rápido y a la vez demasiado brusco se las quité de la mano, y la miré directamente a los ojos. - No Cherise Doskas... La droga no está acabando con mi vida, no me está hundiendo ni nada. Ahora sé controlarla... hay otra cosa que está acabando conmigo, y no es precisamente esto. - Miré la droga que estaba fuertemente apretada en mi mano y suspiré. Si ya estaba hablando... ¿no sería mejor soltar todo de una? Eso haría. Sinceramente, eso haría. - Tú no te das cuenta... tu vives en tu mundo de libros, de que odias las relaciones humanas y más ahora que alguien te ha roto el corazón... alguien como yo. Me odias por no haberte llamado, por hacer durante todo el año que no existías... y ¿sabes? Está bien que sientas eso, por que no estuvo bien. Pero... ¿Sabes que cagó mi vida? ¿Sabes quién la cagó? Fuiste tú Cherise, tú y tu puto amor. Te amé, ¿sabes? y mucho. No estaba acostumbrado a esto, y me alejé lo que más pude. Tú la cagaste. Tu... y darme cuenta que no te puedo olvidar, incluso ahora - Luego que le lancé estas palabras fuí retrocediendo, tocándome la barbilla ligeramente, como cuando estaba ansioso por algo. Ahora que le había dicho eso me iría. - No me hace feliz, pero me gusta. Adiós Cheri. - Murmuré, y me di vuelta.
Christopher Di Franco- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: give me a little more {Cheri | Chris}.
Bufé por lo bajo cuando logró quitarme las drogas de entre las manos. Me sentía impotente, no podía exigirle que me las devolviera, no tenía la fuerza física suficiente como para enfrentarme a el, así que me resigné a que me única opción era escuchar todo lo que me tuviera que decir. Su pose seguía siendo de macho alfa y dominante, así que lo que me dijo me tomó del todo por sorpresa. Mi gran actuación a lo largo de este encuentro se había ido a la mierda, pues no pude mantener la mirada indiferente ante las palabras que seguían saliendo de su boca. Que me había amado, que eso destruía su vida, que le gustaba lo que estaba sintiendo. Mi expresión pasó de ser de perplejidad a incredulidad ¿En serio estaba pasando esto? ¿De veras Christopher Di Franco, el hombre de acero, me estaba diciendo todo esto? Demasiadas posibilidades se arremolinaban en mi cabeza: estaba jugando conmigo, igual que el año pasado, estaba diciendo algo así porque le daba pena... y por supuesto la estresante posibilidad de que el estuviera diciendo la verdad. ¿Qué se suponía que tendría que hacer yo en este aterrador caso? ¿Asumir que lo amaba? ¿Asumir al año siguiente que ya no volvería a llamar? ¿Tropezar con la misma piedra? Cada opción sonaba peor que la anterior. No había forma alguna de conservar mi preciada dignidad.
Lo que más me molestaba de todo esto es que el sabía la verdad. Había hablando sobre el hecho de que yo me había enamorado de el y de que me había roto el corazón. Sabía mis sentimientos y lo odiaba por eso, por ser capaz de atravesar mi barrera, de leer mis pensamientos y adivinar mis emociones. No sabía que hacer, eran demasiadas cosas en un solo momento y yo necesitaba tiempo de pensar. Lo siguiente de lo que fui consciente fue de que el muchacho se daba la media vuelta y se iba de allí. Tenía tantas posibles soluciones, tantas cosas en la punta de la lengua para decirle...y sin embargo callé. De pronto, cuando ya estaba lejos -sin embargo estaba segura de que podía oírme- algo dentro de mí reaccionó. El orgullo había ganado la disputa interna y ni siquiera me había pedido permiso antes de hacerme hablar.- Por cierto, Di Franco.- dije alzando la voz para asegurarme de que el me escucharía.- Tú no me rompiste el corazón, para eso habría tenido que estar enamorada de ti.- mi frase terminó de manera cortante y de inmediato yo también di la media vuelta, dispuesta a enfrentar al mar y a todos mis dilemas existenciales, a todas las dudas que tenía sobre el chico que amaba.
Lo que más me molestaba de todo esto es que el sabía la verdad. Había hablando sobre el hecho de que yo me había enamorado de el y de que me había roto el corazón. Sabía mis sentimientos y lo odiaba por eso, por ser capaz de atravesar mi barrera, de leer mis pensamientos y adivinar mis emociones. No sabía que hacer, eran demasiadas cosas en un solo momento y yo necesitaba tiempo de pensar. Lo siguiente de lo que fui consciente fue de que el muchacho se daba la media vuelta y se iba de allí. Tenía tantas posibles soluciones, tantas cosas en la punta de la lengua para decirle...y sin embargo callé. De pronto, cuando ya estaba lejos -sin embargo estaba segura de que podía oírme- algo dentro de mí reaccionó. El orgullo había ganado la disputa interna y ni siquiera me había pedido permiso antes de hacerme hablar.- Por cierto, Di Franco.- dije alzando la voz para asegurarme de que el me escucharía.- Tú no me rompiste el corazón, para eso habría tenido que estar enamorada de ti.- mi frase terminó de manera cortante y de inmediato yo también di la media vuelta, dispuesta a enfrentar al mar y a todos mis dilemas existenciales, a todas las dudas que tenía sobre el chico que amaba.
Cherise I. Doskas- Mensajes : 18
Fecha de inscripción : 29/01/2013
Edad : 31
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