Volviendo a las antiguas costumbres... {Camille}

Baby love me cause i'm playing on the radio... la rubia se dedicó a canturrear mientras amarraba un sweater a su cintura, tomándose todo el tiempo del mundo. Ya eran más de las diez y media de la noche y no pretendía ir a la cama, tenía un plan mucho mejor. Con una sonrisa en los labios, cogió la mochila a rayas que descanzaba a su lado y se la puso. ¿Que había dentro? unas cuantas botellas de alcohol y sus inseparables cigarros. Con pasos lentos pero seguros avanzó por el campamento, mientras más avanzaba con más gente se iba encontrando, al parecer las malas costumbres se le comenzaban a pegar hasta a los nuevos. Para la suerte de Had, había aprendido muy bien los atajos que debía tomar para llegar a sitios en especial. ¿Cual sería esta vez? el lago.

Luego de algunos minutos, sin prisa alguna, llegó por fin a su destino. No pudo evitar mirar hacia atrás con algo de curiosidad, y es que con la vegetación que había era fácil ver cosas que no estaban ahí. Agitando su cabeza dejó de pensar en aquello y cogió su móvil para mandarle un mensaje a su castaña favorita. Si quería volver a sus antiguas costumbres , ¿Quién mejor que ella?. 'Mueve tu hermoso culo hasta el lago, amore. Y no me vengas con que tienes sueño que voy a por ti...'. Pulsó enviar y se sentó al lado del lago mirando la luna, la cual comenzaba a dejarse ver entre las escasas nubes que amenazaban con cubrirla. Por inercia se quedó algo embobada mirando y recordó las locuras que solía hacer cada noche cuando era secuestrada por Camille, pero claro, ahora era al revés.

Sonriendo como estúpida, abrió la mochila y tomó la cajetilla sacando un cigarro. Con lentitud lo prendió y se lo llevó a los labios, aspirando aquél humo que le relajaba. Inclinando la cabeza hacia arriba, soltó el humo contenido y palmoteó su muslo con impaciencia. Sabía que la ajena vendría y sabía que le sacaría una sonrisa con lo que traía en la mochila. Se podía decir que esta vez, Had llevaba la delantera en cuanto a mal influenciar a su inseparable amiga se tratase, aunque tenía claro que Camille no dudaría en pillarle el paso quién sabe con qué cosa. Alborotó sus cabellos y volvió a darle una calada al cigarro. Esperaba que esta noche fuera tan divertida como todas las otras. Bueno, no lo esperaba, ella lo sabía.